La reina blanca, o la Guerra de las Dos Rosas vista por las mujeres

Yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas.
 Mary Wollstonecraft

La historia de Gran Bretaña está plagada de episodios dignos de ser recordados, y plasmados tanto en novelas históricas como en pantalla. Exactamente igual que la de Francia, Alemania, Italia y España, pero es que además, los británicos mantienen una excelente productora como la BBC, que se encarga de elaborar productos de alta calidad con dicha historia.

Tiene, además, otra gran ventaja: para la gran potencia filmográfica occidental, los EEUU, al limitarse su historia como estado a apenas 200 años, buscan sus raíces históricas en la que fue la metrópolis de los estados fundadores. No es justo realizar esta asociación, puesto que Norteamérica tiene tanta herencia británica como española, e incluye también pinceladas de la francesa, pero estas son las bazas con las que toca jugar hoy día.

En fin, que los grandes episodios de la historia británica son la base de muchas buenas adaptaciones para la pantalla, grande o pequeña, lo que contribuye a su difusión y el conocimiento por parte de todos los interesados en la misma, sean o no de origen anglosajón. 

Una de las últimas series que he visto, totalmente en línea con estas premisas, es "La reina blanca" (The White Queen), de la productora estadounidense Starz. Una aproximación a la guerra de las Dos Rosas desde la óptica de las mujeres que participaron en ella, basada en las novelas de Philippa Gregory. Las mujeres de las casas nobiliarias en liza pugnaron en las guerras no con espadas y armaduras, si no con el área de influencia que la sociedad dejaba a su alcance: el matrimonio, la maternidad, y, crean o no en ella, la brujería.

La reina blanca, o la Guerra de las Dos Rosas vista por las mujeres: Rebecca Ferguson como Elizabeth Woodwille
Rebecca Ferguson como Elizabeth Woodwille, la Reina Blanca (Hollywood Reporter)
La realidad es la mayor ficción que existe

Tal como imagino que saben ya, la guerra de las Dos Rosas fue el conflicto civil intermitente que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XV por el trono de Inglaterra, entre la casa de York (cuyo emblema era una rosa blanca) y la de Lancaster (con una rosa roja). Este enfrentamiento sirve como inspiración en muchos aspectos de la famosa novela río Canción de hielo y fuego (Juego de tronos), y es tan significativo en la historia inglesa que incluso en el rugby se dejan entrever sus flecos.

Dentro de dichas guerras, se produjo un hecho inesperado. Eduardo IV de York, que había conseguido el trono en 1461 tras la batalla de batalla de Towton, gracias en buena medida a  Richard Neville, decimosexto conde de Warwick y apodado "el hacedor de reyes", se casó en secreto con la joven viuda Elizabeth Woodville, hija de Richard Woodville y Jacquetta de Luxemburgo

Esto frustró los planes de Warwick, quien negociaba una boda con la princesa Bona de Francia (acababa de finalizar la Guerra de los Cien Años), y contaba con un rápido ascenso de su familia en la corte, el cual se produjo entre las filas de los Woodville. Desairado y buscando reconstruir su influencia, recurrió a sus hijas, en edad de contraer matrimonio, quienes fueron clave en su política al respecto, buscando aumentar la misma tanto entre los York como entre los Lancaster.

Mientras tanto, Margaret Beaufort (llamada posteriormente la Reina Roja), de la casa de Lancaster y madre de Enrique Tudor, mueve ficha buscando el ascenso de su hijo, del que vive separado. Desde los dos años, Enrique vivió en Gales con la familia de su padre Edmund Tudor, muerto de peste mientras estaba prisionero, cuando Margaret contaba 13 años y estaba embarazada del futuro Enrique VII.

La reina blanca, o la Guerra de las Dos Rosas vista por las mujeres: batalla
Escena de combate en la serie (Beaufort County Now)
Después de la verdad, nada hay tan bello como la ficción

Si aún no se han perdido, en la serie hay momentos donde el juego de alianzas cambiantes que se produjo durante el conflicto puede llegar a ser desconcertante. En aquella época el rey distaba mucho de ser absoluto, y las casas nobiliarias variaban mucho en sus lealtades y ambiciones. En ese tablero de ajedrez, los matrimonios eran piezas fundamentales, lo cual provocaba que hubiera varios pretendientes "legítimos" al trono.

Aparte de representar de forma muy interesante estos conflictos de lealtades, la serie introduce el tema de la brujería como una parte importante de la trama. La reina blanca, Elizabeth Woodville, y su madre, fueron acusadas de brujería por sus rivales; y es que aunque en la serie juegan con la ambigüedad sobre si los rituales eran realmente eficaces, precisamente porque en la época no era preciso más que creer en la misma para darle credibilidad. ¿Es posible invocar una tormenta? Sí, de la misma manera que es posible que la estatua del santo haga llover, si lo sacas en procesión el día en que baja la presión atmosférica, sube la humedad y se levanta viento del norte.

La serie merece la pena por ambientación y trama, que están muy conseguidas, aunque en algunos momentos la estética sea "demasiado perfecta", y me explico: hay muchas escenas de gran belleza en la serie, pero que parecen más adecuadas para un cuento de hadas que de una ambientación histórica más realista. Ropajes, salones, etc. en ciertos momentos parecen "demasiado nuevos", al igual que la iluminación está, normalmente, muy alejada del verismo que consiguió la serie Wolf Hall. Esto, en todo caso, son detalles técnicos que no desmerecen la serie ni, mucho menos, desvirtúan el interés por la historia que cuenta.

La reina blanca, o la Guerra de las Dos Rosas vista por las mujeres: actos de brujería
Uno de los actos de brujería en la serie: nombres malditos escritos con sangre (HistotyGOT)

Comentarios

  1. No la vi nunca pero siempre me apasionó la historia británica. Hoy vi de 5 a 6 a.m. por FX una parte de lo que me semejó una serie de época. Era sobre la Guerra de las Dos Rosas y los enfrentamientos entre las Casas de Lancaster y York y el probable inicio Tudor. Lo poco que vi me pareció muy cuidado en los detalles históricos (teniendo en cuenta la adaptación) y un muy buen reparto, donde los actores secundarios son, como de costumbre los mejores.

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